9 de marzo de 2017

Mujer trabajadora, luchadora contra titanes, el patriarcado y el capitalismo

Luchar contra lo cotidiano, contra lo común, contra una forma de vida asimilada por el tiempo que la convierte en lo normal, en la única realidad que se conoce es sin duda una lucha titánica. Cuándo durante años, décadas y siglos la sociedad vive generación tras generación bajo unas normas y estilos de vida eso acaba calando profundo, hasta la propia esencia del ser, hasta casi llegar a ser algo genético. Por eso las sociedades son hijas de su tiempo y sus
circunstancias.

Por eso hoy en día es tan difícil luchar contra el sistema económico imperante, contra el capitalismo, un sistema basado en el dinero como objetivo de todo, donde este tiende a acumularse y acabar en manos de unos pocos en detrimento de las mayorías y donde el trabajador no es dueño del fruto de su trabajo. Este sistema, donde manda el mercado, lleva durante siglos impregnando valores en la sociedad que lo sustentan y alinean a él, valores como la competencia, el egoísmo, el consumismo desmedido para ser felices, la superficialidad y el egocentrismo.

Si ya es difícil luchar contra un sistema de vida que lleva varios siglos en nuestra sociedad como es el capitalismo, imaginar ahora cuán difícil ha de ser luchar contra un sistema que lleva entre nosotros desde el origen de las civilizaciones e incluso antes, donde toda nuestra historia está impregnada por él, un sistema que llevamos hasta en el tuétano de los huesos. Ese sistema es el patriarcado, que se extiende más allá del capitalismo o cualquier otro sistema de organización político, social y económico. El patriarcado es el sistema donde se da una relación de poder desigual entre el hombre y la mujer, estando el hombre por encima en uno o varios aspectos de la vida.

Si bien hoy en día la mujer del Siglo XXI vive mejor que la del XX y esta que la del anterior, también se puede decir lo mismo del obrero, o al menos del obrero del mundo occidental. Pero negar que hoy en día sigue existiendo desigualdad entre clases o negar la desigualdad entre hombres y mujeres es de necios o cómplices del sistema. Por desgracia una gran parte de la sociedad sigue sin ver tales desigualdades o no identifican las causas, en estos casos el capitalismo y el patriarcado. Y al igual que gran parte de la sociedad esta alienada con el capitalismo lo mismo ocurre con el patriarcado, los siglos como decía que pesan mucho.

Para combatir el patriarcado surge un movimiento al que se le da el nombre de feminismo, que es la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres. ¿Por qué no humanismo o igualitarismo? Pues porque por un lado el humanismo históricamente ha luchado por el conocimiento, por el desarrollo del ser humano y sí quizás por una especie de igualdad, pero no de género, sino por la igualdad del hombre, es decir, entre varones dejando a un lado a la mujer generalmente, y feminismo y no igualitarismo porque aun siendo el feminismo un igualitarismo permite visibilizar la lucha de la mujeres ante un sistema donde son ellas las principales víctimas del patriarcado, los hombres también pueden llegar a serlo pero en menor medida. Que quede claro, la lucha parte con las mujeres en desigualdad frente a los hombres y el feminismo parte de eso en busca de igualdad. Y aunque la lucha feminista ha dado frutos, la mujer hoy como mucho ha conseguido igualdad en algunos aspectos pero no en todos y por supuesto ninguna superioridad frente al hombre en ninguno caso. Aún queda mucho camino para la igualdad total, que no se conseguirá hasta que se deje de denigrar, maltratar y oprimir a las mujeres y se acaben con los estereotipos que tratan de diferenciarnos y de crear desigualdades y hacen que ante las mismas condiciones el hombre tenga las de ganar generalmente.



¡Mujer!, ¡hombre!, vivimos bajo unas circunstancias de injusticia, si aún no te has unido a la lucha por la igualdad ya es hora de hacerlo. Luchemos todos por crear una sociedad igualitaria y justa, por una sociedad solidaria y respetuosa, por una sociedad socialista y luchemos ante todo y sobre todo por una sociedad feminista pues sin feminismo no se puede alcanzar la igualdad.