Son muchas las opiniones que durante estos días de conmemoración del 31 aniversario de la ratificación en referéndum de la Constitución Española. No van a faltar estos días, los análisis variados a favor o en contra de su contenido, sobre el cumplimiento o no de determinados preceptos constitucionales, sobre las modificaciones necesarias o no según la opinión de cada uno y así hasta configurar un panorama que, en todo caso, representa fielmente la pluralidad política existente en nuestro país. Hemos asistido estos días a una lectura ininterrumpida del articulado constitucional en el Congreso de los Diputados. Más que hacer lecturas mediáticas a medida del Presidente de la Cámara, dónde el protagonismo es de quien realiza la lectura, habría que apostar por la vía didáctica y pedagógica, aunque sea más incomodo y menos resultón debe ser antes el fondo que la forma. Para qué tanta declaración y acto de fe si después se nos olvidan muchos principios y valores constitucionales que pasan a estar supeditados a otros intereses y aspiraciones que no coinciden con el mandato constitucional.
Los actos se extienden por toda la geografía y los representantes institucionales hacen gala de un constitucionalismo que en muchas ocasiones parece más de alfombra roja y “papel rosa”. Conviene no descuidarse, muchos de los dirigentes políticos que hacen gala de constitucionalismo se creen sus preceptos solo a medias o incluso directamente prefieren la versión descafeinada, es decir, “la que a mí me conviene”.
Me pregunto si todos conocemos y somos conscientes de los valores supremos que consagra la Constitución Española y si comprendemos o queremos comprender su alcance y significado. El artículo uno en su apartado primero establece que “ España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.”
Son cuatro por tanto lo valores supremos que se deben perseguir y propugnar. Entre ellos se recoge el pluralismo político que, según la propia Constitución, se expresa a través de los partidos políticos. Los poderes públicos están obligados, no solo a respetar el pluralismo político, también están obligados a propugnarlo por encima de cualquier otro interés político particular.
Los poderes públicos en Castilla-La Mancha no respetan el pluralismo político y mucho menos lo propugnan. Ese valor consagrado en la Constitución, se encuentra sesgado en nuestra Región por unos pocos que prefieren descuidar o quebrar directamente un precepto constitucional, reflejado en el propio artículo uno de la Carta Magna, para castigar un espacio político alternativo de izquierdas existente en la sociedad y que cuenta con votos para concurrir y a la formación y manifestación dela voluntad popular. Las Cortes de Castilla-La Mancha representan al pueblo de la Región y deberían ser también la máxima garantía de cumplimiento de ese valor supremo, sin embargo, algunos dirigentes del PSOE que cuentan con la inestimable colaboración “contractual” de viejos compañeros de viaje del proyecto a negar, han considerado que el pluralismo político tiene límites y los ponen ellos. Según ellos, en la Región, en nuestra sociedad, solo existen “dos colores”, el blanco y el negro, el PSOE y el PP, no hay cabida para más. Pero, ¿cómo coartan el pluralismo político? Basta con implantar un sistema electoral que no permita traducir votos en escaños, que imponga un valor distinto y diferente al voto emitido por cada uno de los ciudadanos, de tal forma que se discrimina entre votantes de unas fuerzas políticas y otras.
La otra pregunta sería ¿hasta cuándo se puede mantener la afrenta a un valor supremo constitucional y a la vez castigar de forma injusta e innecesaria al votante de izquierdas en nuestra Región? La respuesta la tienen ellos, los dirigentes del PSOE y el Presidente Barreda en concreto. En todo caso, ejemplos como Andalucía, Aragón, Asturias, en ocasiones Extremadura demuestran, cuando menos, que las cosas se pueden y se deben hacer de otra forma.
Izquierda Unida de Castilla-La Mancha no ha participado en el acto institucional organizado desde el Gobierno regional por el día de la Constitución, consideramos que lo más importante no son las conmemoraciones sino creerse la Constitución, cumplirla y propugnar sus valores superiores, cosa que en Castilla-La Mancha aún no ocurre.
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