Hemos accedido. Hemos visto las instalaciones que estaban abiertas, intentando que en ningún momento se perjudicara a los trabajadores del centro. La reivindicación era sencilla: cualquier ciudadano, y en este caso concreto representantes políticos elegidos por la población, pueden entrar AÚN libremente a un edificio público, y sobre todo no nos lo va a impedir un cargo político elegido a dedo.
Un centro público con un potencial extraordinario, con unas instalaciones en buen estado para su uso y para desarrollar en él multitud de actividades tanto docentes como lúdicas. Lo que no es entendible es que no nos dejen pasar en un espacio público, es decir, DE TODOS y que la ciudadania se muestre tan apática a la hora de reivindicar la continuidad del centro y de sus trabajadores. No podemos o mejor, no debemos vivir de espaldas de aquello que es de los daimieleños. En este caso la Granja Escuela, como en otras ocasiones han sido Las Tablas.
Fuente de la foto: www.daimiel.es
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