La Unión Europea (UE) se encuentra inmersa en una profunda crisis que,
siendo una expresión de la crisis del sistema capitalista y de sus
contradicciones, resulta de las políticas concretas que favorecen al
gran capital, la financierización de la economía, la circulación
incontrolada del capital, la liberalización de los mercados, las
privatizaciones, el ataque contra los servicios públicos, una creciente
acumulación de capital y el incremento de la explotación. Estas
políticas han sido llevadas a cabo por las fuerzas políticas de la
derecha y la extrema derecha, así como por la socialdemocracia. Así como
la crisis del capitalismo pone de manifiesto los límites históricos del
sistema, la crisis de la Unión Europea muestra que la UE no es en
esencia reformable, como una estructura y proceso neoliberal y
militarista. Otra Europa sólo será posible con un cambio radical de los
fundamentos sobre las que la UE fue construida.
Confrontada con
la crisis, la UE promueve la financiación de los grandes bancos, la
transformación de la deuda privada en deuda pública y su utilización
como instrumento de dominación económico y político; desata una violenta
ofensiva contra los derechos laborales y sociales y profundiza su rumbo
neoliberal y militarista – que está determinado por los intereses de
los grandes grupos económicos y financieros y de los Estados dominantes.
En consecuencia, la Unión Europea promueve la concentración del poder
político en un directorio de potencias, que fortalece la falta de
democracia, el predominio de los Estados dominantes y la división dentro
de Europa entre un centro “rico y dirigente” y una periferia “pobre y
dominada”.
Esta ofensiva busca imponer una regresión social de
proporciones históricas, lo cual se refleja claramente en brutales
recortes en salarios, pensiones y bienestar social; en el creciente
desempleo y los empleos precarios – con consecuencias dramáticas para la
población joven; en un acceso cada vez más restrictivo a la sanidad, la
educación, la vivienda, en el incremento de la pobreza y la exclusión
social, en el tratamiento a los y las inmigrantes como criminales en
potencia. Esta ofensiva, que se acompaña de ataques contra los derechos
sociales alcanzados y que están, en muchos casos, consagrados en las
Constituciones nacionales, restringe otros derechos y libertades, tales
como los derechos sindicales, derechos de asociación, de manifestación y
de participación democrática.
La democracia, la soberanía
nacional, el derecho al desarrollo económico y social están puestos en
peligro por los “memorándums de entendimiento” de la Comisión Europea,
el Banco Central Europeo y el FMI, que incrementan la explotación e
imponen relaciones de estilo colonial, fomentan la desigualdad social y
las asimetrías de desarrollo, y que busca institucionalizar y perpetuar
el proceso de profundización de la Unión Económica y Monetaria.
Estas
políticas abren el camino a nacionalismos reaccionarios, al racismo y a
la xenofobia, al resurgimiento de las fuerzas de extrema derecha y
fascistas que fueron derrotadas por la lucha de los pueblos durante el
siglo XX.
La política de la UE confirma sus ambiciones como
bloque imperialista político-militar, subordinada a la OTAN y, por lo
tanto, a los EE.UU., promueve el militarismo, la carrera armamentística,
y está caracterizada por una actitud de dominación sobre el mundo, como
se prueba por sus tipos específicos de acuerdos comerciales, sus
operaciones de interferencia y agresión contra países soberanos y el
reciente Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión firmado entre
los EE.UU. y la UE.
Los problemas medioambientales y de
desarrollo sostenible son tratados de forma fragmentada, y la UE
promueve políticas que, mientras ocultan las causas reales de la crisis
medioambiental y sacrifican su solución real, buscan incrementar los
beneficios de los grandes grupos económicos.
El rumbo de la UE y
sus políticas está consagrado en sus diferentes Tratados, en el “Pacto
de Estabilidad”, en la “Estrategia 2020”, en las medidas de “Gobernanza
Económica”, en las pautas del “Semestre Europeo” y, más recientemente,
en el Paquete Fiscal, todos ellos basados en la desregulación económica y
financiera.
Estamos profundamente convencidos de que este rumbo
que está siendo impuesto a la clase trabajadora y los pueblos no es
inevitable. Como se muestra en la realidad de otros continentes, los
procesos de cooperación e integración de naturaleza progresista son
posibles, respetando los derechos y aspiraciones de los pueblos.
Afirmamos
que un rumbo diferente es posible para Europa. El primer paso en esa
dirección es una ruptura profunda con las políticas de la UE, con el
neoliberalismo y el militarismo y con la concentración y centralización
del poder en las manos del directorio de grandes potencias.
¡Por una Europa de cooperación, progreso social y paz!
Las
fuerzas comunistas, progresistas, anticapitalistas, antineoliberales,
de izquierda y ecologistas que apoyan este Llamamiento consideran las
próximas elecciones al Parlamento Europeo, del próximo mes de Mayo, como
una importante oportunidad para dar voz a las luchas de los
trabajadores y las trabajadoras y los pueblos que se extienden a lo
largo de la UE, para afirmar la necesidad y la posibilidad de una Europa
de cooperación, de progreso social, de paz, de igualdad, de promoción
del medio ambiente, que respete la democracia y la solidaridad, que
ponga a los trabajadores y a los pueblos, y no a los grandes intereses
económicos, en el centro de sus políticas.
La Historia del
continente europeo demuestra que los trabajadores y trabajadoras y los
pueblos pueden, a través de su lucha, derrotar grandes peligros y dar
lugar a avances progresistas e incluso revolucionarios, algunos de los
cuales marcan aún hoy la realidad de nuestro continente.
Hoy, una
vez más, la lucha de masas es decisiva, en defensa de los derechos
sociales y laborales, de la democracia y de la soberanía, por profundas
transformaciones de naturaleza antiimperialista y antimonopolista, en el
camino hacia la construcción de nuevas sociedades de progreso, paz y
justicia social. Como en otras partes del mundo, así también en Europa
los pueblos están intensificando su resistencia y lucha, están
construyendo alianzas y solidaridad, buscando asegurar el camino a la
transformación social.
Llamamos a los trabajadores y
trabajadoras, la juventud, las mujeres y en general a los pueblos de los
Estados miembros de la UE a dar, en las próximas elecciones al
Parlamento Europeo, una expresión electoral a las intensas luchas que
están librando, condenando a aquellos que son responsables por las
políticas antisociales y antidemocráticas de la UE y apoyando a aquellos
quienes, como los firmantes de este Llamamiento, están al lado de ellos
en la lucha, que dan voz en el Parlamento Europeo a sus aspiraciones,
demandas y protestas y quienes representan una alternativa real para
Europa.
¡Otro rumbo para Europa es posible! A través de la lucha y
la solidaridad que unen a todos aquellos que, en cada país, y
conjuntamente en Europa, trabajan, actúan y luchan por la transformación
progresista y revolucionaria de sus sociedades y por una alternativa al
capitalismo.
En este sentido, las fuerzas que firman este Llamamiento se comprometen a continuar luchando por:
La
cooperación en toda Europa por los derechos sociales, que valore el
trabajo y al pueblo trabajador, el pleno empleo con derechos, el empleo
para los y las jóvenes y el fin de la emigración económica forzada, los
derechos de la tercera edad y de los niños, defendiendo los servicios
públicos y la naturaleza y propiedad públicos de sectores y áreas
estratégicos, para asegurar mejores niveles de vida. Una Europa que
garantice los derechos de todos los ciudadanos independientemente de su
orientación sexual, una Europa sin discriminación de la mujer y que
respete su derecho y condiciones a la libre maternidad, así como a
decidir sobre su propio cuerpo.
La cooperación en toda Europa por
el progreso económico y social, de convergencia real, basada en la
salvaguardia y promoción del potencial de cada país, en la defensa de
sus sectores productivos y de la soberanía y seguridad alimentaria, en
el apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas, en el final de los
paraísos fiscales y de la circulación libre y desregulada del capital,
en la oposición y gravamen de los movimientos de capital especulativo,
en un uso sostenible de los recursos naturales y la protección del medio
ambiente.
Una Europa de cooperación entre Estados soberanos con
iguales derechos, que respete y defienda la democracia y la
participación democrática, que se oponga a todas las formas de
discriminación, nacionalismo reaccionario, racismo, homofobia, sexismo,
xenofobia, chovinismo, anticomunismo y otras formas de intolerancia, que
rechaza las medidas represivas y respeta los derechos, libertades y
garantías democráticas, los derechos de los y las inmigrantes y las
minorías, la diversidad cultural y las identidades.
Una Europa
que luche por la paz y la solidaridad con todos los pueblos del mundo,
que respete la Carta de Naciones Unidas y el Derecho Internacional – así
como los derechos de los pueblos a la autodeterminación – que rechace
la militarización de las relaciones internacionales, que esté a favor
del fin de las interferencias y agresiones extranjeras y de los bloques
político-militares como la OTAN, que promueva una cooperación
internacional mutuamente beneficiosa, basada en la amistad, la
solidaridad y un marco europeo para la seguridad común de todos los
pueblos de Europa. Una Europa libre de armas nucleares y de bases
militares extranjeras.
Hacia estos objetivos, estamos
comprometidos con continuar el trabajo del Grupo Confederal de la
Izquierda Unitaria Europea / Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL) en el
Parlamento Europeo, en un espíritu de igualdad y respeto mutuo a
nuestras diferencias, historias, experiencias y especificidades
nacionales. Un espacio de cooperación que valorice lo mucho que nos une
en la lucha por otra Europa.
Afirmamos nuestro Grupo
Parlamentario como un espacio confederal de cooperación, con su propia
identidad, entre fuerzas comunistas, obreras, progresistas, de izquierda
y ecologistas, que tienen el objetivo común de dar voz en el Parlamento
Europeo a las luchas de los trabajadores y trabajadoras y los pueblos,
de reivindicar, proponer y defender políticas alternativas a aquellas
que son llevadas a cabo por la derecha y la socialdemocracia, y dar
expresión y contenido a la lucha por un rumbo diferente para Europa.
Al
firmar este Llamamiento, nos comprometemos a sostener estos objetivos y
guías. Cuanto más fuertes seamos, más fuertes serán las luchas por una
Europa de cooperación, progreso social y paz.
1.- Partido Comunista de Gran Bretaña
2.- AKEL (Chipre)
3.- Partido Comunista de Bohemia y Moravia (Rep. Checa)
4.- Partido Comunista Francés
5.- Partido Comunista Alemán
6.- Partido de los Comunistas Italianos
7.- Partido de la Rifondazione Comunista (Italia)
8.- Partido Comunista de España
9.- Izquierda Unida
10.- Partido de los Comunistas de Cataluña
11.- Bloco de Esquerda (Portugal)
12.- Die Linke (Alemania)
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