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Y si el PP parecía que ya se daba por ganador, en los prolegómenos del acto de Izquierda Unida
en la madrileña plaza del Conde de Barajas, el ambiente estaba un tanto
enrarecido por dos motivos que han desestabilizado inevitablemente la
precampaña: la jugada del PSOE extremeño y su moción de censura al
presidente regional, José Antonio Monago; y los escasos cinco escaños
que la encuesta preelectoral del CIS da a la coalición de La Izquierda Plural. Sin embargo, la jovencísima candidata Lara Hernández,
que ocupa el número 10 de la lista ─ y a la que las ojeras por los
kilómetros recorridos en las últimas dos semanas no le quitan el aliento
ni las ganas─, consiguió levantar el ánimo de las cerca de 250 personas
que se congregaron para presenciar el primer mitin. A su lado, Tasio Oliver y Javier Couso, ejercieron de maestros de ceremonias de lo que estaba por llegar, un efusivo Willy Meyer que acabó pidiendo el voto para poner fin al sufrimiento.
"Vivimos en la Europa del Titánic. Los que viajan en primera son los que se salvan"Pero mucho antes estuvieron las intervenciones de los trabajadores de Coca-Cola, Airbus, de la empresa de transportes Buytrago
y diversas mareas. Se notaba que, "aunque nos han intentado dividir",
como dijo Hernández, la complicidad de IU con las luchas sociales ha
tenido su recompensa. Y de luchas, de movilización y de participación
habló la diputada de Les Corts valencianas Marina Albiol,
que comenzó su discurso con una metáfora sobre el estado de la Unión
Europea que por recurrente que sea no deja de ser demasiado real:
"Vivimos en la Europa del Titánic. Los que viajan en primera son los que
se salvan, mientras que a los que no viajan en primera clase, a los
trabajadores, nos han quitado los botes y los salvavidas".
16 cañetes y 18 valencianos
El primer directo a la cara del PP lo daría Paloma López minutos después. Sindicalista de CCOO y número dos de la lista que parece empezar a cogerle el tono a los mítines. El destinatario del golpe no fue otro que Mariano Rajoy, el presidente que tras recibir la felicitación del dueño del Banco Santander, Emilio Botín,
"estaba muy contento ayer". "Se le veía en la foto sonriendo y rodeado
de hombres. Patriarcado y capitalismo juntos de la mano", gritó López.
La gente se iba entregando poco a poco y la representante de CCOO introdujo el concepto de izquierda real,
esa definición que escuece a los socialistas pero que, en palabras de
López, "es la única que puede impulsar" un cambio en la UE. "Un cambio
que no se puede retrasar ni un día más". Un cambio que, convencida dijo:
"Lo vamos a conseguir, con el poder de la gente".
Y de López a Cayo Lara, que daría la segunda tarascada diciéndole al PSOE que la famosa herencia recibida
que tanto emplea el PP existió, pero diciéndole también a los
conservadores que la herencia que recibirán los que les releven en el
poder será aún peor. Lara habló de "los pensionazos", de "las reformas
laborales", de "la amnistía fiscal", de los regalos a las eléctricas, de
"la puerta giratoria" por la que no dejan de pasar "expresidentes y
exministros" y de la famosa carta del Banco Central Europeo a José Luis Rodríguez Zapatero que, en lugar de haber sido mostrada al Parlamento, acabó en unas memorias.
Cañete, el señor de la guerra y el sufrimiento
Frente a esa herencia, Lara afirmó que La Izquierda Plural dará "el poder a la gente" porque tienen "programa que enseñar. No como los demás, porque el suyo son los tratados de la UE".
Y con el nuevo toque al bipartidismo que se conjura en Bruselas,
mientras aquí se tira de los pelos, llegó Willy Meyer, puño en alto y
con un primer recuerdo para "nuestra memoria democrática", para derrotar
"al fascismo que está llamando a las puertas de Europa".
"¡Hay que derrotarlos! ¡Hay que derrotarlos! ¡Hay que derrotarlos y los vamos a derrotar!" Buen
comienzo porque pese a que no se le esté prestando la debida atención,
lo que está sucediendo en Francia con el ascenso del Frente Nacional de
Marine Le Pen puede cambiar el rumbo de los acontecimientos.
Meyer estuvo batallador y tuvo para todos. Para el Cañete "candidato de los terratenientes" y para Aznar, "el señor de la guerra".
Para Schulz, para Juncker, para el IBEX 35 y para "la gran banca".
Todos aliados en el eje del mal que tiene como epicentro a la Troika. O
lo que es lo mismo, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario
Internacional y la Comisión Europea, a los que "hay que derrotar" para
"acabar con todo el sufrimiento que nos han provocado".
"¡Hay
que derrotarlos! ¡Hay que derrotarlos! ¡Hay que derrotarlos y los vamos
a derrotar!" porque "esta es la izquierda que puede hacer realidad el
sueño de un cambio". Un cambio que Meyer sabe a la perfección que
depende de los "socialistas decepcionados por lo que se está haciendo en Europa bajo las siglas socialistas".
"Han caído castillos mucho más potentes", acabó exclamando el aún
eurodiputado antes de pedir el voto para Izquierda Unida. El 25 se verá
si es cierto.Fuente: www.publico.es
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